La Dirección General de Bellas Artes nos encargó, con una décima parte del presupuesto anteriormente empleado y con el condicionante de no poder derribar nada de lo recientemente construido, un proyecto de adecuación de las salas y la instalación museográfica de los fondos. Ampliamos el acceso desde el patio renacentista de la Casa Miranda y escondimos parcialmente la escalera ascendente del vestíbulo, sustituyendo la descendente por una rampa en dirección a la primera sala del museo. El objetivo fue el de ofrecer ámbitos de exposición amplios y neutros, respetando los restos originales del palacio. Con el mismo criterio actuamos también en la escalera, la galería y la entreplanta. En las tres plantas superiores, dispusimos en las ventanas un sistema de paneles de madera desmontables, reversibles y alineados con los planos del trasdosado de las paredes. En la última planta combinamos el techo inclinado de madera con un conjunto de paredes móviles de exposición. Los materiales empleados fueron el cartón-yeso trasdosado y los tableros de madera pintados.